-¡Lo sé!
+Soy feliz. No me he sentido tan bien en toda mi vida. ¿Y tú?
-¿Yo? Estoy de maravilla.
+¿Como si pudieras tocar el cielo con un dedo?
-No, así no.
+¿Ah no?
-Mucho más. Al menos, a tres metros sobre el cielo
...
Arriba, más arriba que ninguna, en la blanca columna del puente, una inscripción resalta sobre todas las demás, imborrable. Está allí, sobre el frío mármol, azul como sus ojos, bella como siempre la ha deseado. Su corazón empieza a latir feroz. Por un instante le parece que todos pueden oírla, todos pueden leer esa frase, precisamente como está haciendo ella en ese momento. Está allí, en lo alto, inalcanzable. Allí donde sólo los enamorados llegan: "Tú y yo... A tres metros sobre el cielo".
Federico Moccia
A tre metri sopra il cielo.
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